¿Por qué el Gobernador Esteban Villegas no responde a los cuestionamientos sobre la debilidad estructural de la Ley de Ingresos 2026 y solo habla de lo político, quejándose del voto en contra de MORENA?
¿Por qué la iniciativa privada se queda callada ante una mayor carga fiscal para 2026?
La Iniciativa de Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos 2026, si bien buscan un saneamiento fiscal, presentan riesgos de implementación y debilidades estructurales que la ciudadanía y la Iniciativa Privada (IP) padecerán, mientras el debate se centra únicamente en la confrontación partidista y el «enojo» del “patrón” por la no aprobación.
Van tres apuntes sobre puntos críticos y riesgos estructurales de una estrategia coercitiva y la falta de un plan de largo plazo para enfrentar gastos insostenibles de la hacienda pública de Durango:
1.- Modernización Fiscal Coercitiva y Punitiva (La Carga Ciudadana)
La estrategia de fortalecimiento de la recaudación propia se traduce en una “modernización coercitiva”. Para el 2026, la Ley de Ingresos se volverá intrusiva y agresiva, trasladando la responsabilidad de la fiscalización y la cooperación regulatoria al ciudadano y a la IP.
Se incrementan las facultades de cobranza, se ajustan las tarifas y se establece una mayor exigencia de corresponsabilidad privada en Protección Civil, vinculando el cumplimiento de normas de seguridad a la obtención de licencias. Esto se percibe como una ley más punitiva que busca obtener recursos mediante la presión regulatoria, en lugar de incentivar la inversión o simplificar trámites.
2.- Debilidad Estructural: La Carga Pensional Insostenible
El presupuesto revela que la principal presión interna es la carga pensional. El gasto en Pensiones y Jubilaciones muestra un crecimiento alarmante del 24.25%. Este aumento es estructuralmente insostenible y socava cualquier esfuerzo de disciplina fiscal a corto plazo. Si le sirve el dato, el subsidio a la Dirección de Pensiones, que se encuentra en una situación financiera precaria, requiere 226 millones de pesos adicionales.
Sin una reforma estructural profunda del sistema de pensiones que reduzca la dependencia del subsidio estatal, los recursos seguirán drenándose de la inversión productiva, condenando la estabilidad fiscal de futuras administraciones.
3.- Riesgo de Deterioro en Servicios Básicos y Gestión de Resultados
A pesar de un presupuesto «histórico» (51,550.95 millones de pesos), la fuente de recursos es frágil.
Existe una contracción real (-1.7%) en el Ramo 33 (Aportaciones Federales), el dinero etiquetado para financiar servicios esenciales como salud, seguridad e infraestructura educativa. Sin embargo, esto tiene que ver con negarse a firmar IMSS Bienestar y asumir con recursos propios estos retos. Y, por supuesto, si bien, es una debilidad de la que “se culpa a la federación”, el Gobernador se jacta de aprobar mayores recursos para salud con sus famosas “Rutas de la salud”, no obstante, resulta verdaderamente alarmante que se ejerzan desde el DIF Estatal y no sea la Secretaría de salud quien decida esta política. Desde luego que hay “focos rojos” en el manejo discrecional de esa bolsa estatal enfocada “presuntamente” en salud pública.
En este contexto, se detecta una debilidad persistente en la Gestión para Resultados (GpR), especialmente en la «Consolidación» de la inversión. La inversión en infraestructura no está siendo vinculada de forma suficientemente explícita a las Metas y a las Matrices de Indicadores para Resultados (MIR), lo que impide medir el impacto económico y social real. Se gasta más, pero no hay garantía de que se gaste mejor.
Finalmente, el dilema político versus el fiscal
El Gobernador se enfoca en la queja política sobre el voto de MORENA, distrayendo la atención del análisis fundamental: la Ley de Ingresos 2026 está diseñada para apretar las tuercas al duranguense y a la IP, pero no resuelve los problemas internos críticos, como la bomba de tiempo de las pensiones y la aparente fragilidad de los fondos federales para servicios clave. Ciertamente, hay una única obra insignia que es la Tunal II; y, sin embargo, es una Ley de Ingresos que es más agresiva que inteligente.
Leonardo Álvarez / @leon_alvarez
